
Hablemos claro. No existe ninguna plataforma social más exitosa y divertida en la actualidad que el Facebook. Tampoco podemos dejar de lado el hecho de que en este mundo hay gente que vive y respira Facebook todos los días. Que quisieran ponerle Me gusta a todo lo que les es remotamente divertido, hasta en la vida real. Personas les abren una cuenta Facebook a sus mascotas, a sus tías difuntas y alguno que otro hasta a su organo reproductor.
Pablo Kalavera, ese personaje ficticio que creé hace tiempo como fachada para exponer lo que las voces en mi mente balbucean mientras medito, tiene la suya, con el fin de subir sus videos por allí y no inundar mi perfil con videos y comentarios suyos.
¿Pero donde termina la diversión ciberelectrónica y comienza la paranoia social? Esa necesidad de llamar constantemente la atención a través de actualizaciones de estado cada diez minutos, con frases cada vez más ridículas y tan cursis, que si Shakespiere usara Facebook y las leyera, se encargaría personalmente de enviarles virus informáticos a cada uno de estos imbéciles.
Las personas que incurren en estos actos dan por hecho que todos y cada uno de sus contactos están sumamente interesados en lo que ocurre en sus vidas. Como si fueran los protagonistas del Show de Truman o como si fueran el astro rey y los demás orbitan incesantemente a su alrededor.
La verdad, desafortunadamente para ellos, es mucho más triste. Pero deliciosamente atractiva para mí: A nadie le importa un maldito bledo tu vida.
Talvez a tu madre, o a tu abuela. Tu mascota y tu tia muerta también se interesarían en saber cómo sufres y lloras como una estúpida nena porque encontraste a tu novia haciendo una orgía con tu vecino, tu primo y tu mejor amigo.
O porque tu novio te dejó sin dejarte claro porqué, y luego lo viste comiéndose la cara de otra chica, probablemente más atractiva que tú, en tu colegio o universidad. Nada de esto es importante, o quizá lo es, pero alguien siempre tiene un problema más de qué preocuparse en su propia vida, y generalmente es peor que el tuyo.
Esta gente suele pasar horas enteras frente a la página de inicio del Facebook pensando qué clase de mierda van a colocar en sus estados, que pudiera atraer la atención global. Mientras piensan, van mirando las actualizaciones y clickean Me gusta en cada estado, cada foto o cada cadena de comentarios que notan, cuando la verdad es que a ellos tampoco les importa mucho lo que leen o ven. Salvo que se trate de ellos; en esos casos hasta comentan.
"Soy gay y súper loca y me encanta poner estados ridículos"
Sí. También existe gente, hombres en su mayoría, que, no conformes con que ya haya miles de chicas actualizando sus estados con lineas dirigidas a ese maldito patán que las dejó por macilentas, se encargan de hacer las suyas, dejando en evidencia sus locas internas y, claro, haciéndolo público. Todo el mundo debe saber lo súper homosexuales que se ven. El hecho de que no te lo digan, no significa que no lo piensen... yo sí que lo pienso así, y te lo estoy diciendo aquí ahorita, ¿o no?
Las mujeres ya no tendrán que preguntarse "¿a dónde se han ido los hombres?", porque la respuesta está a la vista: Están de maricones actualizando sus estados. Como la maldita fresita de mierda que alguna vez tuvo testículos que hizo el estado al inicio de esta entrada. Sí, esa entrada es de algo que antes fue de género masculino. ¿Qué? ¿Pensabas que era una chica?
"NECESITO que lean esto porque pienso que es IMPORTANTE. NO HAY MAL que por bien NO VENGA. Ya te veré LLORAR POR MI, como YO POR TI..."
Ugh... amigos. ¿En serio? Usar mayúsculas cada dos o tres palabras en tus estados no hace el mensaje más importante. Lo hace más ridículo y absurdo, pero no más importante. Dime, ¿realmente existe la necesidad de mostrarle al mundo lo miserable y patético que eres?
Un comportamiento así debería ser castigado con prisión. O por lo menos con setenta horas en una institución psiquiátrica. El único beneficio posible que resulta de todo esto es que a más de uno harás reir. No te enterarás, pero quien tenga tan siquiera un dedo de dignidad se reirá de tí, que no tienes, y de tus pusilánimes estados, ya que hiciste un gran trabajo en dejarlo de manifiesto.
"En alguna parte de este Facebook debe haber un sitio para mí"
La necesidad de colocar estados que rayan en lo caótico, en lo caóticamente ridículo, es directamente proporcional al impulso inevitable de comentar cualquier estado que medio les toque en sus llagas subjetivas; de vez en cuando surge algún sujeto que abre los ojos y se atreve a sincerarse y vociferarlo: "¡Maldito día tan malo el que estoy teniendo hoy!" - Esta es la gente auténtica. La que no teme enfadarse con la vida y escupirle en la cara, porque nadie nunca dijo que la vida era justa. A veces, te encojona y, como siempre le agradecemos a la vida por todo lo bueno, tenemos que recriminarle toda la mierda que no sirve.
Cada cierto tiempo, cuando te encuentras con un comentario así, reflejando la verdadera humanidad inconforme que nos caracteriza, salta algún maricón o una ramera socialmente desadaptada para salvar el día.
Pareciera que hicieran de ello su deber y su derecho divino, porque nunca faltan. Comienzan con frases del tipo: "¿Qué pasó mi vidaaa? :(" y luego te encochinan tu muro con incesantes consejos, la mayoría inútiles y que nada tienen que ver con lo que en realidad quisiste decir en tu estado, terminan obligándote a sonreír (cuando es más que evidente que no tienes ganas de hacerlo) y le ponen la guinda a la torta recordándote que: "te quiero muchoteee <3".
Tras leerlo, terminas riendo, sí... riéndote del/la idiota sin vergüenza y de su carencia de dignidad o amor propio. Es simplemente repugnante.
Estos personajes buscan incesantemente un gremio que los acoja. Existen miles de grupos en el Facebook. ¿Cuánto apostamos a que abrimos el primero para estos pseudo-emos y se explotan los servidores del 'Face'?
Lo apostamos todos, y ganamos todos. Los quiero muchoototee, ¿lo saben verdad? Pero muchootoototototeee <3<3<3... Imbéciles.